¿Por qué es importante el discipulado?

El discipulado no es una actividad opcional dentro de la vida cristiana. Es una parte esencial del crecimiento espiritual y una señal de obediencia al mandato de Jesucristo. Desde el comienzo de su ministerio, Jesús llamó a hombres y mujeres no solo a creer en Él, sino a seguirlo, aprender de Él y enseñar a otros. Eso es discipulado

El mandato de Jesús
En Mateo 28:19-20, Jesús dijo claramente:

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…”

Este pasaje, conocido como la Gran Comisión, no es simplemente una invitación, sino un mandato directo a todos los creyentes. Hacer discípulos es la misión principal de la iglesia, y eso comienza con vivir una vida comprometida con el aprendizaje y la enseñanza de la Palabra de Dios.

¿Qué es el discipulado?
El discipulado es el proceso mediante el cual un creyente en Cristo crece en su fe, se fortalece en la doctrina bíblica, y aprende a vivir como Jesús. No se trata solo de asistir a una clase o leer un libro, sino de:

• Caminar junto a otros en el crecimiento espiritual.
• Aprender a obedecer a Cristo en cada área de la vida.
• Ser transformado por el Espíritu Santo mediante la Palabra de Dios.
• Enseñar a otros lo que uno mismo ha aprendido.

El discipulado es intencional, constante y relacional.

¿Por qué es fundamental para la iglesia?
Fortalece la fe de los nuevos creyentes
El discipulado ayuda a los nuevos en la fe a establecer fundamentos sólidos. Les enseña a orar, a leer la Biblia, a reconocer la voz de Dios y a mantenerse firmes en medio de las pruebas.

Forma líderes espirituales
Una iglesia fuerte no se mide solo por la asistencia dominical, sino por la calidad de sus discípulos. El discipulado forma siervos maduros, comprometidos con la obra de Dios y capaces de enseñar a otros.

Promueve la unidad y la comunión
Cuando los creyentes caminan juntos en el discipulado, crecen en amor, en humildad y en servicio. Se fortalecen los lazos de comunión y se desarrolla un cuerpo sano.

Cumple con la misión de la iglesia
Sin discípulos, no hay misión. El evangelismo sin discipulado es incompleto. Enseñar a obedecer todo lo que Jesús mandó es parte de la tarea de todo cristiano.

Un llamado personal
Cada creyente debe hacerse esta pregunta: ¿Estoy siendo discipulado? ¿Estoy discipulando a alguien?

El crecimiento espiritual no es automático. Requiere humildad, dedicación, responsabilidad y disposición para aprender y enseñar. El discipulado no solo transforma vidas, sino que deja un legado eterno.

Conclusión
El discipulado no es una tarea exclusiva de los pastores o líderes. Es el llamado de todo hijo de Dios. Una iglesia viva es una iglesia que discipula. Una familia cristiana sólida se construye sobre el fundamento del discipulado. Y una vida que impacta al mundo es una vida comprometida a seguir y enseñar a Cristo.

Hoy más que nunca, necesitamos volver a este principio fundamental: hacer discípulos.